Cerca del encantador pueblo de Bomarzo, famoso por albergar el Bosque Sagrado, también conocido como el Parque de los Monstruos, se encuentra un enorme peñasco de piedra local que ya había sido utilizado como lugar de culto en tiempos de los etruscos, entre los siglos VII y VI antes de Cristo. Conocida como la Pirámide Etrusca, se encuentra en la zona de Tacchiolo, cerca de la zona de Santa Cecilia. Toda la zona circundante es rica en hallazgos y asentamientos que se remontan a la época protohistórica y etrusca, como viviendas en la roca, altares, recortes y un cementerio paleocristiano. La pirámide etrusca también se conoce como "Altar de la Pirámide" o "Piedra del Predicador", nombres que destacan su función como lugar de ritos religiosos. La gran roca que constituye la pirámide etrusca mide aproximadamente 8 por 16 metros y fue encontrada entre la densa vegetación local a principios de la década de 1990 por una expedición dirigida por investigadores locales entre los que se encontraban Giovanni Lamoratta y Giuseppe Maiorano. Luego, en 2008, la zona fue limpiada por completo por Salvatore Fosci, quien, armado de paciencia y pasión por su tierra, cortó la espesa vegetación que cubría la pirámide etrusca de Bomarzo, dándole nueva vida y haciéndola accesible a los numerosos visitantes que han llegado hasta allí desde entonces. La estructura es una pirámide truncada, que recuerda en algunos aspectos a las de la civilización maya. En la cresta se han construido varios asientos, pequeños nichos y una serie de escalones que conducen a los dos altares intermedios y al altar de la cima de la pirámide. Subiendo a lo largo de la pirámide etrusca, también es posible observar una serie de canales que probablemente fueron excavados para facilitar la recogida de líquidos vertidos durante los ritos de sacrificio. También hay una serie de canales que probablemente se utilizaban para recoger los líquidos vertidos durante los ritos de sacrificio y nichos de unos 15 cm de profundidad que se utilizaban para guardar los instrumentos de culto. La ruta para llegar a la pirámide, que parte del corte romano de Rocchette, no es la más fácil: se necesita sentido de la orientación y un buen calzado para caminar, pero los tesoros que se encontrarán por el camino compensarán todos los esfuerzos.