El castillo de Puilaurens es uno de los llamados castillos cátaros. El castillo se encuentra en un espolón de roca sobre el valle de Boulzane y los pueblos de Lapradelle y Puilaurens. Hay un camino desde Axat hasta el castillo. El castillo había pertenecido a la abadía de Saint-Michel de Cuxa antes de ser adquirido por la reina de Aragón en 1162. Como propiedad aragonesa, estaba fuera del territorio asolado por los cruzados durante las guerras cátaras. Por ello, al igual que Queribus, sirvió de refugio para los que huían de las fuerzas invasoras. Entre los que se refugiaron allí se encontraban tanto cátaros como faidits, es decir, aquellos que habían perdido sus propiedades por su oposición a los invasores. Entre estos faidits se encontraban altos nobles, como Guillaume de Peyrepertuse. Puilaurens fue cedida a los franceses algún tiempo antes de 1255. Después de 1258, su posesión por la corona francesa fue ratificada por el Tratado de Corbeil, cuando la frontera aragonesa se trasladó al sur. En 1260 estaba guarnecida por 25 sargentos. Fue tomada por las tropas españolas en 1635, pero perdió toda su importancia estratégica tras el Tratado de los Pirineos de 1659, cuando la frontera se trasladó aún más al sur, a su posición actual a lo largo de la cresta de los Pirineos. En el siglo XIII pertenecía a los señores de Fenouillet. Defendida por Pierre Catala y, sobre todo, por Guillaume de Peyrepertuse, resistió los ataques de Simón de Montfort y sus sucesores hasta el final de las cruzadas. Después de 1243, su propietario fue Roger Catala, hijo de Pierre, pero fue defendida, al igual que Quéribus, por Chabert de Barbaira, un comandante militar cátaro que fue el último en defender la causa occitana. Numerosos diáconos cátaros se refugiaron aquí tras la caída de Montsegur. Se cree que el castillo fue finalmente obligado a rendirse (probablemente al mismo tiempo que Queribus) hacia 1255.