n las suaves colinas del interior de Las Marcas hay una "alta colina" que inspiró las palabras y la poesía de uno de los más grandes escritores italianos y europeos: Giacomo Leopardi. Nacido en 1798 en esta ciudad de las Marcas, el poeta escribió aquí muchos de sus poemas, que con el tiempo se han transmitido y estudiado hasta nuestros días. Entre la plaza del "Sabato del Villaggio" y la torre que inspiró el "Passero Solitario" encontramos la Casa Leopardi. La estructura actual de la Casa Leopardi no impresiona por su grandeza, sino por sus líneas sencillas y elegantes que se deben a las modificaciones arquitectónicas realizadas en la primera mitad del siglo XVIII por el arquitecto Carlo Orazio Leopardi, tío abuelo del poeta. En el exterior de la Casa Leopardi están los jardines. Situadas en la parte trasera, y pertenecientes a la familia Leopardi en la primera mitad del siglo XV, fueron posteriormente donadas para la construcción del Convento de Santo Stefano, actual sede del Instituto del Centro Mundial de Poesía. En cambio, en el interior, subiendo una amplia escalera del siglo XVIII, se accede a la famosa Biblioteca en la primera planta. En las paredes de la Biblioteca se pueden ver algunos hallazgos arqueológicos recogidos por el Conde Monaldo, padre de Giacomo. Entre dos columnas, colocó un arquitrabe de mármol con una inscripción auspiciosa para todos los que iban a utilizar la biblioteca: "filiis, amicis, civibus". De hecho, la idea de Monaldo era crear y organizar una biblioteca no sólo para sus hijos, sino también para sus amigos y, sobre todo, para los ciudadanos de Recanati, como reza la placa que aún se conserva en la segunda sala de la biblioteca. En la biblioteca se conservan unos 20.000 volúmenes que pueden ser consultados por los estudiosos con el permiso de la familia. El recorrido del museo lleva al visitante por algunas salas del palacio amuebladas con muebles de época y decoradas con delicados estucos y témperas en los techos. En el estudio del conde Monaldo se encuentra también la mesa-escritorio del poeta, junto a la ventana que da a la pequeña plaza y a los tejados de Recanati. En esta plaza se encuentra la iglesia de S. Maria di Montemorello, construida por Pier Niccolò Leopardi en la segunda mitad del siglo XVI, y el edificio de las caballerizas que en su día albergaron a algunas familias de sirvientes, entre las que se encuentra Teresa Fattorini, posteriormente celebrada por el poeta en su famosa canción "A Silvia".