Las pirámides de tierra más altas y de más bellas formas de Europa se encuentran en el Ritten, donde estos extraordinarios fenómenos naturales pueden encontrarse en varios lugares del altiplano: en el valle del Río Fosco, en la carretera de Longomoso y Monte di Mezzo, en el valle del Río Rivellone, cerca de Soprabolzano, y en el valle del Río Gasterer, en Auna di Sotto. Los pináculos están formados por conos de material morrénico sobre los que descansa un gran peñasco, creando singulares estructuras de tierra formadas por arcilla morrénica de origen fluvio-glacial, residuo del glaciar principal del Valle de Eisack y de algunos glaciares locales secundarios. Estas formaciones geológicas tienen la peculiaridad de ser cohesivas y compactas en condiciones de sequedad, pero al ser arcillosas, pierden estabilidad cuando se exponen a la lluvia y se desmoronan formando taludes de 10 a 15 metros. Los cantos rodados se adhieren a la arcilla, creando una barrera contra la lluvia, de modo que con cada precipitación se produce un fenómeno insólito: el material no protegido por los cantos rodados es erosionado y transportado río abajo, haciendo surgir literalmente las majestuosas pirámides de tierra del fondo. Es difícil definir el plazo en el que puede formarse una pirámide de tierra, ya que el fenómeno depende de muchos factores. Al igual que es casi imposible definir con exactitud la antigüedad de las pirámides terrestres. Sin embargo, una cosa es cierta: las pirámides terrestres más bellas y grandes se formaron a lo largo de miles de años. Una pirámide de tierra está destinada a desaparecer rápidamente cuando el llamado "casquete" se desprende del vértice de la columna: así, sin protección, el material queda expuesto a los elementos y la columna se encoge con cada precipitación. Y mientras en el curso de este proceso desaparece una pirámide de tierra, se forma al mismo tiempo una nueva en la escarpa.