Los orígenes de este aristocrático vino se entremezclan con leyendas de diversa procedencia: algunos narran que los galos llegaron a Italia atraídos por el vino de Barbaritium, de excelente calidad; mientras que otros afirman que Barbaresco deriva su nombre de los pueblos bárbaros que provocaron la caída del Imperio Romano. En la antigüedad, el lugar donde hoy se encuentra el pueblo de Barbaresco estaba cubierto por un bosque tan impenetrable que los ligures que se refugiaban allí encontraban la forma de escapar de la caballería romana. Precisamente porque quedaba fuera de los límites de sus dominios, los romanos la llamaron barbarica silva: de esta expresión deriva el antiguo topónimo Barbaritium, que evolucionó hasta el actual Barbaresco. Barbaresco è elaborado a partir de Nebbiolo puro, tiene un color intenso y brillante que va del rojo rubí al granate y un estimulante bouquet de aromas todavía afrutados pero etéreos que recuerdan a la frambuesa y a la mermelada de frutos rojos, al geranio y a la violeta, pero también a la pimienta verde, a la canela y a la nuez moscada, al heno y a la madera, a la avellana tostada, a la vainilla e incluso al anís. Debe envejecer al menos dos años, uno de ellos en roble, y después de cuatro puede llamarse “Riserva”. Alcanza su mejor momento entre 5 y 10 años, pero también puede ser mucho más longeva. En el mercado hay productos tradicionales y otros interpretados de forma más internacional con el envejecimiento en pequeñas barricas de madera. La zona de producción comprende todo el territorio de los municipios de Barbaresco, Treiso, Neive y parte del municipio de Alba. La producen pequeños bodegueros, cooperativas de prestigio y también nombres de talla mundial. El pueblo de Barbaresco alberga la Enoteca Regionale, donde se pueden degustar la mayoría de los vinos producidos en la denominación.