Descrizione
La Accademia Georgica se encuentra en el prestigioso edificio del siglo XIX diseñado por el arquitecto Giuseppe Valadier y corona la plaza principal de la ciudad.
En el siglo XV, la pasión humanista que impulsó a muchos a la actividad intelectual habría sido animada por un escritor erudito y apostólico, Bartolomeo Vignati, que en 1430 fundó en su ciudad natal de Treia (entonces llamada Montecchio) una Academia de nobles intelectuales dedicada al "arte encantador de Apolo". Estos nobles decidieron llamarse Sollevati, en alusión al poder sublimador de la poesía que cultivaban, y en su escudo colocaron una graciosa nubecilla atraída por el sol, símbolo de la ligereza y liviandad de sus composiciones poéticas.
La Academia vivió su periodo más fértil entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, durante el Siglo de las Luces, cuyas ideas llegaron a la región de las Marcas incluso antes que el ejército de Napoleón.
El considerable aumento de la población en esa época provocó una gran crisis económica que afectó a toda Europa. Según la corriente fisiocrática y liberalista, el progreso y el desarrollo de la agricultura podrían ser remedios eficaces. Esta teoría encontró un terreno fértil en Treia, donde, en 1778, algunos intelectuales innovadores y entusiastas de la agronomía decidieron transformar la Accademia dei Sollevati en un centro de estudio y experimentación agrícola. Para marcar este cambio, la institución cambió su nombre a Accademia Georgica dei Sollevati.
La Academia Treia pronto adquirió notoriedad y pudo vincularse con la Academia Georgofili de Florencia, con la que aún hoy se mantienen estrechos vínculos, y con la Academia de Berna.
La actividad de la Accademia Georgica di Treia persigue dos objetivos: la investigación y la experimentación. Los estudios y experimentos se publicaron en el "Giornale di Arti e Commercio" (Revista de Artes y Comercio) editado por la Academia en el bienio 1780-1781 y se difundieron no sólo en Italia, sino también en Europa. El propio Napoleón Bonaparte planeó convertirla en un centro de cultura agrícola para Italia.
Los experimentos e innovaciones de los investigadores de la Academia marcaron un importante punto de inflexión en el sector agrícola. Entre ellos, el cultivo del cáñamo y el lino, la extracción de aceite de las semillas, sobre todo de la uva, la introducción del cultivo de la patata y el maíz, la importación de forrajes desconocidos para los agricultores de las Marcas como la sulla, la alfalfa, la esparceta, el lojetto, la col de Milán y el nabo, el descubrimiento de nuevas vides, el cultivo del tabaco, la investigación de nuevas semillas, la rotación de cultivos y la apicultura. En particular, la introducción de los nuevos pastos forrajeros pronto condujo a la explotación agrícola de las vastas extensiones de suelo arcilloso, que encontró en estos nuevos cultivos las plantas adecuadas para la rotación de cultivos local, dando así un impulso considerable a la producción ganadera. El cultivo de forrajes evitaba dejar la tierra sin cultivar, lo que aceleraba la recuperación de la fertilidad y, al mismo tiempo, proporcionaba abundante alimento al ganado. Los académicos también apoyaron la "vía biológica" para proteger el medio ambiente y los cultivos de las plagas.
En 1781, con un escrito del Papa Pío VI, los Académicos obtuvieron la autorización del Gobierno Pontificio para crear en Treia "Case di Correzione e di Lavoro" (Casas de Corrección y de Trabajo), donde se empleaba a jóvenes inadaptados, vagabundos y desempleados en la fabricación de telas, refijos y encajes, y tejidos para las velas de los barcos.
En 1799 se iniciaron las observaciones meteorológicas sistemáticas para conocer los efectos del cambio climático en los seres humanos y los cultivos. Tras los extraordinarios esfuerzos intelectuales de la generación de la Ilustración, la Academia se mantuvo viva como centro de cultura en virtud de su rico patrimonio bibliotecario, archivístico y artístico. Sobre la base de un acuerdo firmado en 1870, el municipio confió a la Academia todo el patrimonio bibliográfico y documental del municipio, originado por la supresión de las órdenes religiosas en 1861. En la actualidad, la Accademia conserva unos 14.000 volúmenes y el Archivio Storico Comunale -uno de los más antiguos y completos de la región de las Marcas- compuesto por el fondo administrativo-judicial con 852 manuscritos y el fondo diplomático-pergamenáceo con 1.196 pergaminos, el más antiguo de los cuales está fechado en 1161 y se refiere a la venta del Castello di S. Lorenzo, mientras que el más original por su longitud total de 11,98 m es el relativo a las actas del juicio del Podestà Baglioni celebrado entre 1278 y 1296.
También se conservan en la Academia el Archivo de los Académicos con manuscritos relativos a estudios en el campo de la agricultura, incunables, códices, acuñaciones, sellos, la colección de fotografías con dedicatorias y autógrafos de personajes famosos donada por Raffaele Simboli, cuadros del pintor futurista Giacomo Balla, retratos de académicos ilustres (Bartolomeo Vignati, Giulio Acquaticci, Ilario Altobelli, Luigi Lanzi, Fortunato Benigni), los fondos de los archivos de los Padres Filippini, de las monjas Clarisas, los fondos musicales de Montebello, y los papeles relativos al Teatro Municipal y a la banda de música de la ciudad.
Aún hoy, la Academia ofrece una importante contribución al desarrollo cultural de la región y sigue siendo un punto de referencia para estudiosos e investigadores no sólo de Italia.