Museo arqueológico de la antigua Capua ...
Distance
0
Duration
0 h
Type
Arte, Teatri e Musei
Description
La creación del Museo Arqueológico de la Antigua Capua surgió de la necesidad de presentar, según los criterios expositivos más modernos, los materiales sacados a la luz durante las excavaciones realizadas en la segunda mitad del siglo XX en lo que fue el territorio de Capua. En el Museo los objetos se ilustran por orden cronológico y según los contextos de excavación, las salas se acompañan de paneles explicativos y las vitrinas de leyendas para facilitar el acercamiento a los objetos insólitos a un observador moderno. A las diez salas ya abiertas, que muestran material de los siglos X al I a.C., seguirán, según la futura disposición, las que tienen testimonios desde el apogeo de la época imperial, hasta el declive de la ciudad en el siglo IX d.C. La visita al museo comienza con los hallazgos de la Edad de Bronce de los siglos XVI a XIV a.C., modestos ajuares funerarios consistentes en cerámica impasto y puntas de flecha procedentes de una pequeña necrópolis descubierta justo al sur del Agnena en Strepparo. Las dos salas siguientes están dedicadas a la Edad de Hierro, a la que se refieren los ajuares funerarios que se remontan al periodo comprendido entre los siglos IX y VII a.C. Le siguen los objetos de origen etrusco (jofainas de bronce con bordes de cuentas y jarrones de bucchero), de origen griego, como los oinochoai (jarras de vino) y los kotylai (vasos) trilobulados, y de origen danubiano (ámbar). La cerámica de impasto, producida localmente, conserva formas muy distintivas (capeduncola) o imita el material importado. La cuarta sala introduce el tema de las producciones del periodo orientalizante, caracterizado por la absorción de modelos culturales griegos (cerámicas de tipo protocorintio y corintio). En la zona de Capua también se produjo a través del contacto con los etruscos (vasos bucchero, que posteriormente también se produjeron localmente; aryballoi etruscos-corintios (pequeños vasos para contener ungüentos y perfumes). Ejemplos interesantes de artefactos antiguos de bronce son el cráter lacónico y el caldero con asas móviles, pertenecientes a uno de los ajuares presentados. La exposición continúa con artefactos de producción local del siglo VI a.C., encontrados en una excavación en un horno arcaico donde se producían tejas. En las salas quinta y sexta se exponen estatuillas votivas y antefijas (palmeta, cabeza de Gorgona o de Acheloo). En la séptima sala se exponen piezas del periodo arcaico (siglos VI-V a.C.), con numerosas cerámicas importadas, copas jónicas y vasos áticos con figuras negras y rojas y escenas mitológicas, junto con otros ejemplares de producción local con decoración de figuras negras o sin ellas. La siguiente sala documenta el ascenso de los samnitas sobre los etruscos a finales del siglo V a.C.: el ajuar funerario de los hombres se caracteriza por las armas, mientras que el de las mujeres son joyas de oro y vasos con figuras. En la misma sala hay también una tumba de cámara reconstruida con una representación de tamaño natural del difunto siendo recibido en la otra vida. Le siguen las tumbas con arquetas pintadas, de finales del siglo IV a.C., y los conjuntos con vasos de figuras rojas de producción cumana, ampliamente difundidos en el territorio capuano. Finalmente, en la última sala se presentan objetos procedentes de excavaciones recientes en santuarios de la zona, en particular el encontrado en el Fondo Patturelli. No muy lejos del Museo Arqueológico de la antigua Capua se encuentra el Mitreo, un lugar dedicado al culto de Mitra, una antigua deidad de origen persa, y uno de los mayores ejemplos de los raros santuarios mitraicos con decoración pictórica. La sala principal tiene un suelo de cocciopesto con fragmentos de mármol insertados y está cubierta por una bóveda de cañón; en los lados largos hay mostradores de mampostería (praesepia) con la parte superior inclinada hacia la pared, equipados con pequeñas pilas y pozos para las abluciones purificadoras, sobre los que se sentaban los iniciados del culto durante las ceremonias y en los que se colocaban alimentos y lámparas de aceite. En la pared del fondo, sobre el altar, hay un fresco que representa a Mitra matando al toro. La escena se desarrolla frente a la entrada de una cueva, que destaca sobre el fondo claro del cielo, en presencia de varias figuras. En el centro se representa al dios apuntando con su rodilla izquierda a la grupa del animal, con la pierna derecha estirada hacia atrás y apuntando al suelo, mientras que con la mano izquierda agarra el hocico de la bestia para inmovilizarla y golpearla en la garganta con el puñal que sostiene en la mano derecha. El toro blanco está representado con una mueca de dolor y con las piernas dobladas. Mitra es representado como un hombre joven, vestido con el colorido traje oriental: bajo un gorro frigio rojo con bordes verdes y dorados, brotan cabellos rizados con mechones desordenados que rodean el rostro del dios, parcialmente lacunar, retratado en posición frontal. Sobre sus hombros está fijada una capa roja con bordados dorados en el exterior y azul claro con siete pequeñas estrellas doradas en el interior, que se hincha para crear una bóveda estrellada con una evidente alusión a los siete planetas. Se lleva una túnica corta ceñida a la cintura sobre una túnica de mangas largas y anaxíridos (pantalones) rojos con bordes verdes y dorados. De la herida del toro brotan chorros de sangre, que un perro corre a lamer, mientras un escorpión pica los testículos del animal moribundo y una larga serpiente se desliza bajo su vientre para chuparle la sangre. A ambos lados hay dos portadores de antorchas (dadophoroi) vestidos con túnicas frigias y armados con arcos y flechas. En la parte inferior izquierda de la gruta se encuentra la cabeza barbuda de Océano, a la derecha la de la Tierra con cabellos verdosos que simbolizan la vegetación; arriba, en el cielo, a la izquierda, están el Sol, con un manto rojo y una corona de rayos de la que parte uno más largo hacia Mitra, y a la derecha la Luna, caracterizada por una guadaña y una larga cabellera. En el luneto del muro oriental se representa a la Luna sobre un carro, vestida con un manto blanco ondulado, llevando las riendas e incitando a los dos caballos blancos y oscuros con su látigo. En las paredes laterales, cerca de la entrada, hay otros dos dadophoroi, también con vestimenta frigia, que sostienen antorchas y ramitas sagradas de los sacerdotes persas. En las fachadas de los podios hay escenas de iniciación del adepto, que, desnudo y acompañado por sacerdotes, pasa por las distintas etapas de purificación. Por último, en la pared sur hay un relieve de mármol, perfilado en rojo, que representa a Cupido y Psique. Este tema, símbolo del amor místico muy apreciado en las representaciones funerarias, también presente en la religión cristiana primitiva, no se representa habitualmente en los mitraas, por lo que se piensa que es una reutilización posterior.