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Las dos madres

  • Via Palestro, 16, 20121 Milano, Italia
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  • Duration
  • 0 h
  • Type
  • Arte, Teatri e Musei
  • Hosting
  • Spagnolo

Description

La obra está firmada y fechada en la parte inferior izquierda. Segantini se refirió a ella en su carta a Domenico Tumiati (Maloja, 29.5.1898) como "efecto linterna"; en 1899, Primo Levi la catalogó con el título "Las madres (interior del establo)"; en 1902, Servaes la catalogó con el número 84. El cuadro perteneció a Grubicy (Milán), que lo prestó durante mucho tiempo al Museo Segantini de Saint-Moritz; luego perteneció a Benzoni, también en Milán. Por aquel entonces, Segantini trabajaba en una serie de composiciones sobre el tema de los interiores, pero aquí buscaba una solución más articulada y cromáticamente desarrollada: debía crear efectos de luz artificial con su renovada fuerza colorista, y así lo hizo. En la Trienal de Brera de 1891, donde también se expuso la "Maternidad" de Previati -una interpretación simbólica un tanto mística, etérea y onírica-, "Las dos madres" tuvo un éxito considerable en el que la nueva técnica aparecía, debido a la analogía bastante evidente, como una representación del divisionismo naturalista frente a un simbolismo idealizador. La interpretación del simbolismo, concebido como "maternidad universal", de hecho sólo apareció en Segantini más tarde. Un periodista de la "Cronaca dell'Esposizione di Belle Arti - Esposizione Triennale di Brera del 1891" del 28.5.1891 interpreta el cuadro en una clave claramente luminista: "Las dos madres son una vaca con su ternero cerca, sobre la paja, y una campesina con su patín en brazos, dormitando a la luz de una rústica lámpara que cuelga del techo. La observación del fenómeno luminoso y la evidencia son admirables en este cuadro [...]"; Grubicy la interpreta desde un punto de vista tanto naturalista como luminista: "Es curioso que en las numerosas discusiones y críticas publicadas en la Trienal, nadie haya profundizado en la esencia característica de esta importante obra de Segantini, a pesar de que todos, sin excepción, han constatado la poderosa fuerza del joven maestro, y algunos, como Sormani, incluso la han aclamado por el sentimiento de maternidad, yo diría animal, que contiene. En mi opinión, el motor de esta obra fue la emoción provocada por un interesante efecto de luz artificial y el capricho de querer superar la enorme dificultad que presenta la interpretación pictórica de la misma. [...] El interés y la dificultad de la escena consistían en expresar, en su carácter propio, ese ambiente de escasa luminosidad, pero lo suficientemente difuso como para circular por todas partes, a fin de suprimir los negros -negro significa ausencia de luz- y permitir al ojo detectar la naturaleza de todos los objetos. Y Segantini, en su pintura, fue capaz de superar victoriosamente las dificultades, utilizando colores divididos en lugar de la mezcla habitual en la paleta". En 1945, Barbantini extrajo algunas consideraciones, como el hecho de que alrededor de la cabeza de la mujer en actitud patética "à la Botticelli" había "un aire de museo". Existe una copia de la obra en el Museo Segantini de Saint-Moritz, realizada por Gottardo, hijo de Segantini.
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