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Moisés

  • Piazza di San Pietro in Vincoli, 00184 Roma, Italia
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  • Duration
  • 0 h
  • Type
  • Arte, Teatri e Musei
  • Hosting
  • Spagnolo

Description

Forma parte de la tumba situada en San Pietro in Vincoli, Roma, construida por Miguel Ángel Buonarroti en 1505 por encargo del Papa Julio II, una tumba que tardó treinta años en completarse debido a los constantes cambios realizados en el diseño original. En el primer proyecto, la tumba debía ser un mausoleo de tres pisos, decorado con cuarenta estatuas de mármol y relieves de bronce, con una planta de 11 por 7 metros, en cuyo interior se encontraba la tumba del pontífice máximo: Moisés debía ser un colgante de la estatua de San Pablo, ya que ambos habían recibido la visión de Dios. Historia Al principio, el Papa Julio II estaba tan entusiasmado con el proyecto que ordenó al artista que partiera hacia las canteras de Apuano para elegir el mármol más adecuado para la obra. Miguel Ángel pasó ocho meses en Carrara, de mayo a diciembre de 1505, negociando y transportando, en mulas, barcos y finalmente en rodillos y trineos, los materiales más bellos hasta la plaza de San Pedro. Eran tantos y tan hermosos que se convirtió en una distracción popular ir a admirarlos. Se cree que el Moisés fue una de las primeras obras del escultor[cita requerida]Al Papa Julio II no le gustaban los retrasos, por lo que pidió a Bramante, el arquitecto más ilustre de aquellos años, que diseñara una nueva iglesia para ocupar el lugar de la antigua Basílica Costantiniana en la Plaza de San Pedro. Iba a ser el templo de la cristiandad, tan enorme que contendría su igualmente enorme tumba. Julio II, una vez iniciado el proyecto de la actual basílica de San Pedro, perdió el interés por su majestuosa tumba, distraído por asuntos aún más majestuosos y quizás engañado por otros artistas envidiosos de Miguel Ángel. Miguel Ángel llegó incluso a huir de Roma, ya que el Papa había suspendido los pagos y le rechazaba, y los mármoles seguían llegando y él tenía que pagarlos. Regresó sólo dos años después, con la esperanza de volver a poner sus manos en el Moisés. Sus expectativas se vieron defraudadas y se le encargó una nueva obra que fue para él una fuente de frustración, incluso física, y al mismo tiempo quizá su obra más famosa y aclamada, la Capilla Sixtina. Unos meses más tarde murió el Papa Julio II, al que sucedieron los Papas León X, Adriano VI y Clemente VII, que incluso planearon matarlo, y para Miguel Ángel se cernían otros obstáculos para la finalización del Moisés. A menudo huía a Florencia. Miguel Ángel llegó a decir, comprensiblemente, que el Moisés era "la tragedia de mi vida". Se había convertido en su obsesión. Tras la muerte del papa Clemente VII, el nuevo pontífice Pablo III quiso que el artista ejecutara el Juicio Final, pero los herederos del papa Julio II clamaban para que Buonarroti terminara la tumba de su antepasado. El Papa Pablo III se dio cuenta de que Miguel Ángel estaba entre dos fuegos. Persuadió y apaciguó al sobrino del Papa. Y volvió a posponer la finalización de la tumba. Una vez terminado el Juicio, Miguel Ángel debía retomar y terminar el Moisés. Pero el Papa quería que pintara otra capilla con su nombre. Mientras tanto, los años pasaron, y hubo que llegar a 1545, precisamente 40 años, para ver la obra terminada. Miguel Ángel era un vigoroso treintañero y ahora es un triste anciano de 70 años. Los herederos de Julio II le acusan de querer conservar e invertir en diversos negocios el dinero que ha ganado en esos cuarenta años. Lo que debería haber sido un magnífico mausoleo ha quedado reducido a un "miserable" muro.
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