Description
Salò se encuentra en el centro de un bello golfo a los pies del monte S. Bartolomeo (568 m), y está considerada como la "capital" de la zona del Alto Garda de Brescia.
El centro histórico de Salò es una densa red de calles, callejones y plazuelas con casas señoriales, elegantes tiendas, numerosos restaurantes y muchos hoteles.
El nombre "Salò" tiene un origen poco claro: algunos lo remontan al nombre de una reina etrusca, Salodia, que vivió en Salò y fundó magníficos palacios. Otros lo relacionan con un lucumone (magistrado) Saloo, un noble de ascendencia etrusca, y otros con el término latino Salodium, que indicaba las habitaciones y cámaras de las villas romanas del lago.
Una explicación válida parece ser la que remonta el nombre de Salò al hecho de que la ciudad era, ya en la antigüedad, la capital económica donde se almacenaba un recurso tan importante como la sal.
Esta ciudad tiene reivindicaciones romanas de la antigüedad: en la zona noroeste de Salò (zona de Lugone, ahora vía Sant'Jago), se descubrió una necrópolis romana. El 13 de mayo de 1426, tras un largo periodo de guerras, Salò se "encomendó" espontáneamente y "ligatamente" (como dicen los documentos) a la Serenísima República de Venecia, que le había concedido un amplio grado de autonomía.
En la plaza principal del municipio aún podemos encontrar una columna sobre el león de San Marcos, símbolo de los dominios venecianos.
En el siglo XVI nacieron las academias y la vida cultural de la ciudad, caracterizada por personalidades como el humanista Jacopo Bonfadio, el laudero Gasparo da Salò, el médico-astrónomo Paolo Gallucci y el filósofo Antonio Caino. En 1796, los ejércitos francés y austriaco se enfrentaron repetidamente en Salò.
El fin de la República veneciana retiró a Salò de su posición de capital de la Riviera, uniéndose a la República Cisalpina y luego al Reino de Italia. En 1848, Salò se unió al levantamiento milanés, derribando las insignias de los Habsburgo y formando la Guardia Nacional. Numerosos voluntarios lucharon con los piamonteses y Garibaldi.
El 18 de junio de 1859, Garibaldi entró en Salò en medio de dos alas de multitudes que lo aclamaban, y la ciudad hizo todo lo posible para atender a los heridos de San Martino y Solferino.
Desde septiembre de 1943 hasta abril de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, Salò se hizo famosa por ser la infame capital de la llamada "República Social Italiana".