Los franciscanos ampliaron la iglesia original, la dedicaron a San Francisco y convirtieron una de las torres de defensa en un campanario. En 1652, bajo el pontificado de Inocencio X, la iglesia fue dedicada a Santa María de la Asunción. La iglesia franciscana tiene una fachada de piedras de sillar en consonancia con el estilo románico de Spoleto, termina en el centro con una cúspide y se caracteriza por un hermoso portal ojival gótico decorado con capiteles y frisos, coronado por un rosetón dividido por 12 pequeñas columnas. Un poderoso campanario domina el presbiterio y alberga en su amplia espadaña una campana mayor del siglo XIV. El nicho que alberga el reloj con pesas es visible en la pared izquierda. Varios son los frescos que enriquecen las paredes, y son obra de artistas pertenecientes a la escuela de Giotto, en particular Giovanni Boccati, Girolamo di Giovanni y de la dinastía de Pedro, del hijo Cola y sus descendientes Arcangelo di Cola y Giacomo di Cola. El ábside fue pintado al fresco en 1383 por Cola di Pietro de Camerino junto con Francesco di Antonio. En la pared derecha hay once santos pintados al fresco, entre ellos San Giuliano vestido con ropas militares, San Antonio Abad, San Pedro, San Pablo, San Juan Bautista, San Giacomo Maggiore, San Miguel Arcángel, una pintura mural de finales del siglo XIV atribuida a Cola di Pietro de Camerino. Debajo hay un gran fresco de 1415 que representa la Procesión de los Blancos, del mismo autor. El fresco es una de las fuentes más completas del movimiento penitenciario de los Blancos que desembarcó en Italia en 1399. Siempre en el mismo lado, pero a la derecha de la segunda ventana, están: Antonio abad; Gregorio Magno, coronado por una heráldica, muestra un cuadro con los Santos Pedro y Pablo. Si seguimos adelante encontraremos: una austera Virgen entronizada, de la segunda mitad del siglo XV, tiene sobre sus rodillas al Niño con un gorrión. Junto a ella están las pinturas de Santa Clara y Santa María de Egipto. El penúltimo grupo de frescos se divide en tres registros: arriba, hay una Virgen entronizada amamantando a su Niño; a su derecha, los santos Rocco y Sebastián, pintados en 1486 como protección contra la plaga cíclica de la peste negra. Abajo hay una bendición de San Gregorio Magno. A la derecha, un San Pedro mártir, apuñalado por los herejes verdugos, aparece también en el siguiente grupo junto a San Sebastián. La sacristía alberga, más allá de una decoración del siglo XV con motivos florales y geométricos, a San Antonio Abad, San Leonardo, la Crucifixión de Cristo, la Anunciación, Santa Clara, todos ellos atribuidos al Maestro de Eggi, del siglo XV. En la iglesia había una Cruz azul (principios del siglo XIII), obra de un maestro de Spoleto, hoy en el Museo Diocesano de Spoleto, que debe su nombre a su gama de colores tan característica, en particular el lila y el azul.